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Esta guía de Ferrol aspira a propiciar un mejor conocimiento de la ciudad de Ferrol para el visitante profano, al menos desde el punto de vista histórico y artístico. Es una apretada síntesis que recoge las aportaciones de los muchos trabajos de investigación que han visto la luz en las últimas décadas. En este tiempo, desde que se publicó El Ferro, su ría y su Comarca de Fernando Cendán, con la que esta nueva publicación se siente hermanada, ciertamente no ha faltado la divulgación, pero no con la articulación, intensidad, número y continuidad que merece una gran ciudad como Ferrol. Muchas publicaciones inciden en el sigo XVIII y es cierto que Ferrol eclosiona como tal en dicho siglo, pero Ferrol fue más , mucho más que un arsenal hecho por ingenieros militares ilustrados. Ferrol fue ciudad de contraste y dicotomías: cosmopolita, sí, pero aislada del interior, fue el Ferrol Vello y el Ferrol nuevo, el Ferrol militar y el Ferrol civil de la primera alameda pública y el primer cementerio suburbano que asimila con rapidez los nuevos estilos artísticos y los adelantos de la Revolución Industrial; el Ferrol obrero y burgués, de emigración e inmigración, de crisis y espectaculares crecimientos. Fue una ciudad de la que salieron hombres y tuvieron gran relevancia en la historia y cultura de Galicia y de España como Benito Vicetto, Concepción Arenal, Álvarez de Sotomayor, Pérez Villamil, Carvallo Calero, Pablo Iglesisas, José Canalejas, los hermanos Franco o Gonzalo Torrente Ballester. Y es hoy una ciudad que aspira a ser Patrimonio Mundial de la Humanidad pero ahora sin renunciar a vertebrar las tierras que tiene a sus espaldas. Y este es el sentido de Ferrolterra, feliz denominación de Alvaro Paradela destinada a perdurar tanto tiempo como el viejo término medieval de Trasancos. De hecho, esta guía podría haber llevado el título de Ferrol, Ferrolterra. No ha sido así porque precisaríamos de otro enfoque y de otro espacio; en definitiva, de otra guía. Esta denominación, Ferrolterra es ciertamente imprecisa frente a la comarcalización oficial establecida en 1997, pero es término de futuro y sus dimensiones y razón de existir dependerán mucho de la capacidad de Ferrol para liderar el desarrollo comarcal.
Por lo demás, las comarcas naturales y humanas no se institucionalizan y al viajero solo le impronta el tiempo de que dispone y lo que no debe dejar de ver y de disfrutar. Desde Ferrol lo lleva desde O Barqueiro (Mañón) a la excepcional iglesia románica de S. Xoán de Vilanona (Miño), pasando por, entre otros sitios, el lago artificial de As Pontes, las Fragas del Eume, los monasterios de Caaveiro, Monfero y Montefaro, o las villas de Cedeira, Ortigueira, Neda y Pontedeume, cabeza esta última de una comarca, la eumesa, de acusada personalidad, que se resiste a diluirse dentro de Ferrolterra.
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