Perrin retrata la proeza del extraordinario anciano que levanta una catedral con sus propias manos.
Justo Gallego, de 92 años, no es arquitecto, ni albañil, ni tiene formación alguna relacionada con la construcción. Ni siquiera pudo completar la educación básica a causa del estallido de la Guerra Civil. Sin embargo, hace más de 40 años decidió construir una obra que ofrece a Dios, y a ella ha consagrado su vida desde entonces. Poco a poco, prácticamente solo y utilizando en gran medida materiales reciclados, ha ido levantando una monumental catedral en un terreno de labranza en Mejorada del Campo (Madrid). No existen planos ni proyecto oficial. Todo está en su cabeza. Cuenta que se ha inspirado en libros sobre catedrales y castillos, pero sobre todo en el Evangelio, y que seguirá trabajando en ella hasta el fin de sus días.
Las hermosas fotografías envueltas en negro de Perrin se zambullen en el corazón del trabajo de Justo Gallego, en su latido, y dejan que el misterio del espacio se despliegue por sí mismo.
Blaiser Perrin (Fontaine-lès-Dijon, 1982) es un fotógrafo francés que , durante una estancia en Madrid, se quedó hipnotizado ante la obra de Justo Gallego. Este aceptó su ayuda a cambio de permitirle fotografiar la catedral, y Perrin se dedicó a barrer, transportar ladrillos, mezclar cemento o montar andamios en largas jornadas a las órdenes del anciano, y a tomar fotos en los breves ratos de descanso.
