PERNAS, GONZALO
Entonces. Cuando tus ojos.. no sean más que sal, los cortes en mis brazos invisibles, los pasos ya no suenen, ya ni sean, todo seguirá precipitando.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información