Como era habitual en la dramaturgia griega clásica, Sófocles retomó un mito como base argumental: Antígona relata los acontecimientos posteriores a la muerte de Edipo, rey de Tebas. Después del enfrentamiento y la muerte de los dos herederos al trono, Polinices y Eteocles, al primero le es vetado un entierro con todos los honores. Eso despierta la indignación de su hermana Antígona, que luchará por que la ceremonia se lleve a cabo. Aquí se plantea un importante conflicto ético: ceñirse a la ley o infringirla en pos de lo que se cree que es más justo. Un conflicto antiguo pero que no ha perdido vigencia.
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