La derrota que Alemania infligió a Francia en 1940 constituyó la mayor catástrofe militar de toda su historia. Pero su Marina de Guerra, la cuarta más poderosa del mundo a finales de los años 30 del siglo XX, que había combatido con eficacia contra alemanes e italianos, no fue vencida por ellos. Una vez la Asamblea Nacional otorgó plenos poderes a Pétain, la Marina de Guerra se mantuvo leal al viejo marisacal y la compleja situación que atravesaba Francia hizo que se viera envuelta en nuevas acciones navales, que se desarrollaron en los más diversos teatros de operaciones. Así, hubo que enfrentarse a sus antiguos aliados británicos en los sangrientos combates de Mers el Kébir, Dakar, Yibuti, Diego Suárez, Beirut, Argel o Casablanca, o a la Marina Real Thailandesa en las remotas aguas de Koh Chang.
