Sebastián Moros regresa, tras treinta y cinco años de ausencia, al país de su niñez. Para huir de la pobreza se marchó de Galicia y para desprenderse de la losa de ser un emigrante pobre se convirtió en artista. El azar lo sitúa, el mismo día de su regreso, en una situación comprometida: un vecino del pueblo es brutalmente asesinado. Ser un desconocido de profesión inusual lo convierte en el personaje a quien todos desearían cargarle el muerto.