Aunque lo parezca, cambiar de color no es una tarea sencilla, y Lobo muy pronto se dará cuenta. Se da un baño de barro para tener un vistoso color marrón; después, otro chapuzón helado que lo cubre con un frío color azul... pero, poco a poco, Lobo se va dando cuenta de que quizás todos esos colores no sean para tanto. ¿Qué sacará en claro de todo este lío?