LOS DIEZ PECADOS CAPITALES DE LOS EMPLEADOS PÚBLICOS

LOS DIEZ PECADOS CAPITALES DE LOS EMPLEADOS PÚBLICOS. LEYENDA Y REALIDAD DE UNA TRIBU UNIVERSAL

Editorial:
Editorial Amarante
Ano de edición:
ISBN:
978-84-945289-7-2
Páxinas:
240
Encadernación:
Rústica (Tapa blanda)
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Como ciudadano vas a tener que vértelas alguna vez con un funcionario, y te conviene saber de sus pecados y virtudes. Este libro es un chaleco antibalas. Si eres empleado público tendrás ocasión de ver las debilidades de tus compañeros, de los ciudadanos e incluso las tuyas propias. Por eso también es espejo y vacuna. Tres por uno.

Bajo la inspiración de la clásica obra de Fernando Díaz-Plaja, “El español y los siete pecados capitales”, y desde el curioso punto de vista de los empleados públicos, se aborda un mundo burocrático de miserias y grandezas, con sus causas y consecuencias, deteniéndonos en leyendas negras y tópicos, pero también exhibiendo los méritos que demuestran la nobleza de su labor.

Por el texto desfila un retablo de pecados clásicos entre sonrisas pícaras, chivatas o cómplices, en el campo abierto de los expedientes, despachos y la gestión de asuntos públicos. La lupa de los autores se adentra en el ámbito de los que responden a apetitos materiales (avaricia, lujuria y gula); también de los que reflejan el poderío psicológico de quien ocupa un cargo o puesto público (soberbia, ira) o los que son propios del humano hedonismo (pereza). Pero como la vida va más deprisa que la tradición, se incorporan tres pecados de nuevo cuño: la frivolidad, la intransigencia y el oportunismo.

El libro delata todos esos pecados y pecadillos con fluidez, en tiempo presente, entre anécdotas y chistes, en compañía de Larra, Umbral, Alejandro Nieto y otros muchas personalidades que no se han resistido a pronunciarse sobre ese mundo. Pocos lo han hecho en su favor, lo que tampoco es muy justo. También se delata a los ciudadanos y a los políticos que con ellos tratan, pues ninguno está libre de culpa. Algo tenemos de la culpa de los demás.

Te lo cuentan dos personajes que han amasado trienios en varias administraciones, que te dicen lo que no se cuenta para que no te pille de nuevas y que no piden protección como testigos porque, osando desvelar lo que se cuece en las oficinas públicas, sólo podrán salvarse si la sonrisa del lector les protege. Haz el favor y comienza a sonreír antes ya de empezar a leer.

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