La poética de Manuel Salinas construye un yo-en tránsito, que no es sino reescritura permanente, un yoq eu habita en las palabras, en las dimensiones figuradas del espacio literario, es decir, donde la evocación es la pura vida, pero refractándose también en contornos inciertos, dulces y oscuros, lejanos, sin regreso.
Ese sentimiento de vida lo es igualmente de despojamiento y anhelo de inifinitud, que se logra poéticamente gracias a la anulación de toda distancia entre quien se es y lo que nos rodea; una suerte de integración en la propia realidad natural que conforma en su poética la continuidad de los mundos posibles.
Cuanto escribe Manuel Salinas late inmensamente desde la génesis de lo verdadero, que es fruto de la pureza de una autorreflexividad creativa, la que a sí misma se mira en perpetua renovación, y que le permite al poeta volcar todo su afán en el movimiento lírico que afirma la vida, y en el desideratum de una completa apertura del ser al mundo.
- Enrique Baena
