Una noche de calor sofocante, los vecinos de un edificio estaban desesperados porque no podían dormir. De pronto, ¡la luna comenzó a derretirse! La portera, una abuelita muy ingeniosa, recogió las gotitas y fabricó helados para todos. Los helados estaban fresquitos y ricos.
Heena Baek, Premio Astrid Lindgren Memorial 2020.