Por fin, la definitiva biografía de Syd Barrett, la arrolladora fuerza creativa que instiló su genial y muy particular aproximación a la composición musical a la mítica Pink Floyd. En febrero de 1972, todo parecía haberse acabado todo para Syd Barrett, miembro fundador y cerebro e impulsor de la formación original de Pink Floyd. En verano de 2006 fallecía cuando apenas contaba con 60 años. Un tipo ciertamente singular e indescifrable cuyas indelebles huellas psicodélicas perviven en la muy personal impronta que su breve andadura inflige al incipiente rock progresivo a mediados de los sesenta; música experimental que hunde sus raíces en el folk reivindicado por Joe Boyd y que se inscribe por derecho propio en el progrock en plena ebullición de la escena underground del Swingin? London de la época. Con excepcional estilo y exquisitas maneras, Rob Chapman deconstruye el reduccionista mito del lunático genio, Looney Syd the Acid Casualty [Syd el lunático caído por el ácido], con el objeto de presentarnos a un joven inquieto cuyos parámetros psicodélicos creieron con inusitada fuerza y con demasiada rapidez; fenómeno que se aceleraría con el temprano éxito que sonreiría a su álbum The Piper at the Gates of Dawn. Popularidad que iba proyectarle a las entrañas del frenético torbellino del pop que infestaba la escena musical del momento y para el que no estaba aún preparado -y que, muy posiblemente, tal nunca deseó transitar-. Aventura y sostiene Chapman que Syd tal vez no estaba hecho para las mieles de la abrumadora industria del pop rock. Quizá, al igual que un cometa, su destino en tan breve tránsito mundano tenía por cometido dejar una breve pero intensa estela a explorar por sus adláteres y coetáneos. Esa obra es la puerta de acceso a la Arcadia de este genio incomprendido, y el análisis también del genio verbal y musical de un artista cuyas incluiencias se dejarían sentir incluso en el punk, el post-punk y también en la veta más artística y experimental del Britpop. Aporta también, por primera vez, extensas entrevistas con miembros de la familia Barrett, además de destilar en sus páginas cuanto puebla la correspondencia, memorabilia y los trabajos del artista. Por fin esta obra hace reverencial justicia a la figura más excéntrica del pop británico.