Recién casados, Heather y Tom organizan un viaje a Australia, acompañados por los dos hijos adolescentes de Tom, Olivia y Owen. Para evitar el aburrimiento que rápidamente se instala, y en busca de un poco de exotismo, la familia estadounidense acepta la oferta que les hacen dos hombres de visitar la propiedad privada de Dutch Island, donde pueden ver koalas, wombats e incluso, tal vez, pingüinos. A esta isla se llega por medio de un transbordador rudimentario. Cuando los turistas llegan a la escena, un accidente convierte su pequeña escapada en un escape de supervivencia.