Alana, como todas las ninfas, quería ser bailarina. Todas las mañanas se ponía sus zapatillas y saltaba encima del gran nenúfar, donde las ninfas más jóvenes tenían su aula de ballet. Pero la reina de las ninfas estaba muy preocupada: nunca había oído hablar de una ninfa que no fuera una excelente bailarina y Alana era muy torpe. ¿Qué pasaría en el baile de la Noche de la Gran Fiesta?