Tu libro, el del caminante que deshoja paisajes como se deshoja una camelia y como se deshoja un relato o un poema. Páginas donde tus espacios, tus fundamentos creadores, tu memoria y la memoria que escribe la amistad, recorren la imposibilidad de dar cuenta del inmenso valor que tu obra posee. Páginas que llegan de otras páginas, de hermandades culturales, de nombres que el pensamiento ha reclamado en un momento… Cómo se lo contamos a quienes lean esta carta, Arturo…