Visitando Roma me llevé un imán de nevera del Coliseo. Vistando Frankfurt me llevé una jarra donde servir bien fría la cerveza. Visitando París me llevé un llavero de la Torre Eiffel. Visitando mi corazón, lo propio, es que te lleves un pedazo de él. Supongo que esos recuerdos, son como el corazón, lleves lo que lleves, siempre te entrará la nostalgia de un sitio donde entraste y fuiste feliz.