Miguel Delibes fue dejándonos, en los miles de páginas escritas a lo largo de su vida, una parte importante de sí mismo: en sus palabras, siempre precisas y certeras, descubrimos su amor por la naturaleza, por una Castilla muchas veces olvidada, y, por supuesto, por la caza. En estas páginas el lector podrá hallar más de cuatrocientas palabras que son testimonio de la pasión cinegética del autor y que se convierten en una hermosa lección de quien supo transmitirnos la belleza de una “jerga” que temió que pudiera morir con la caza.