Con prosa diáfana, Mentaberry nos describe las tierras por las que pasa, desde Siria hasta Constantinopla, al tiempo que su historia y a los personajes que encuentra. Destacan entre estos últimos las descripciones de los sefarditas, que suponen un descubrimiento para los españoles de entonces, junto con las de los cristianos maronitas y exiliados marroquíes.
En resumen es una obra clásica del género de la literatura de viajes, al nivel de sus contemporáneas francesas e inglesas, pero escrita por un español, por desgracia hoy desconocido. Incluye un prólogo de Antonio Cánovas del Castillo.