DESPERTA FERRO ANTIGUA Y MEDIEVAL 62: LA CRUZADA CONTRA LOS CATAROS II

DESPERTA FERRO ANTIGUA Y MEDIEVAL 62: LA CRUZADA CONTRA LOS CATAROS II. LAS HOGUERAS DE MONTSEGUR

Publishing house :
DESPERTA FERRO
Year of edition:
ISBN:
978-92-0-401321-4
Pages :
67
Binding :
Grapado
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En el año 1215 la cruzada contra los herejes cátaros del sur de Francia y quienes los protegían parecía haber tocado a su fin. Los cruzados, triunfantes, habían sometido a los occitanos a duras condiciones. Ahora la familia Montfort –instrumento de la corona de Francia– y sus allegados dominaban la región, como vimos en el n.º 56: La cruzada contra los cátaros (I). Sin embargo, apenas un año más tarde, en 1216, estalló una revuelta de enormes proporciones liderada por la aristocracia occitana, cuyo objetivo era sacudirse el dominio monfortino. La crisis fue de tal proporción que obligó al rey de Francia a tomar riendas en el asunto y participar él mismo en una guerra que sería igual o peor que la precedente. Pero, si la lucha fue dura, la represión lo fue aún mucho más: auxiliada por la recién fundada Inquisición pontificia, los nobles y eclesiásticos se dispusieron a erradicar de una vez por todas la herejía cátara, lo que daría lugar a episodios tan tristes como la quema de hasta doscientas personas en una hoguera comunal erigida en las faldas de la fortaleza de los cátaros de Montsegur, devenido en adelante en símbolo de la intolerancia religiosa.

La reconquista occitana por Laurent Macé (Université Toulouse Jean Jaurès) cátaros Montsegur

La cruzada albigense entró en una segunda fase en 1216, tras la destitución del conde Raimundo VI de Tolosa y el ascenso de Simón de Montfort como nuevo hombre fuerte en la región. Los raimundinos y sus aliados reaccionaron resistiéndose a la pretensión de establecer definitivamente en tierras occitanas una dinastía exógena. La contraofensiva partiría de las orillas del Ródano hasta alcanzar las del Garona, y este periodo de violentos y prolongados enfrentamientos quedaría caracterizado por dos asedios. A los fracasos de Simón de Montfort y de su hijo les seguiría un período de esperanza y reconquista antes de que la intervención del rey de Francia abortase este impulso.

Cambiando la guardia. La cruzada y conquista real por Gregory E. M. Lippiatt (University of Exeter)

Con la retirada de los monfortinos y sus allegados del Mediodía francés, en 1224, parecía que la cruzada contra los cátaros había tocado a su fin. El hijo de Simón de Montfort, Amalrico, no solo había perdido la herencia meridional recibida de su padre, sino que, además, la práctica totalidad de los protagonistas de la guerra habían perecido.

Los buenos hombres por Pilar Jiménez Sánchez (CIRCAED) cátaros Montsegur

La “herejía cátara”, como la califican sus detractores católicos desde mediados del siglo XII, es la única disidencia religiosa del Pleno Medievo que propuso su propio modelo de cristianismo y de Iglesia. Esta es sin duda una de las razones por la que representó un verdadero peligro para la Iglesia católica, que se encontraba en plena época de construcción de su teocracia pontificia, por la que el pontífice detentaba la autoridad suprema, espiritual y temporal.

Los faidits ¿Héroes o forajidos? Por Quentin Dylewski (Université Toulouse)

La llamada del papa Inocencio III a la cruzada, que instaba a reemplazar a los “encubridores de herejes” por buenos cristianos para luchar contra la herejía “cátara”, está en el origen de un fenómeno muy particular: la desposesión de una parte de la aristocracia meridional. Los señores afectados por esta sanción se convirtieron en faidits, una denominación cuyo origen no conocemos con certeza.

Las hogueras de Montsegur y el fin de los cátaros por Rodrigue Tréton (FRAMESPA)

Con el triunfo del rey de Francia en 1229, la guerra quedaba zanjada. Muchos nobles occitanos fueron desposeídos de sus dominios y hubieron de huir al exilio. Sin embargo, en 1240 y 1242 se produjeron sendas revueltas acaudilladas por dos de estos señores que trataban de recuperar sus posesiones. El fracaso de ambas condujo a una represión de los cátaros que todavía permanecían en la región aún más fuerte que la anterior, cuyo punto culminante fue el largo y costoso asedio del reducto de los cátaros de Montsegur, que culminó con la quema de más de 200 de sus habitantes en una gigantesca hoguera comunal.

La política occitana de Jaime I por Martín Alvira Cabrer (Universidad Complutense de Madrid)

Muchos occitanos creían que Jaime I de Aragón, hijo del rey matado por los franceses en la batalla de Muret, pariente de los condes de Tolosa y Provenza, y señor de buena parte de la aristocracia occitana, aún debía vengar a su padre y ayudar a sus vasallos. Su ansiada intervención militar más allá de los Pirineos no llegaría. Durante el largo reinado de Jaime I (1208-1276), la corona de Aragón perdió poco a poco su tradicional presencia en el sur de Francia, haciéndose realidad las peores consecuencias del desastre de Muret. La política occitana del Conquistador se vio condicionada por factores internos y externos que dificultaron sus movimientos después de 1213. En ella también pesaron sus prejuicios personales e ideológicos y una gran dosis de realismo político.

El ocaso de los cátaros por Anne Brenon (Centre d’Etudes cathares) Montsegur

Más allá del símbolo, la caída del pequeño castillo pirenaico de los cátaros de Montsegur en los años centrales del siglo XIII marca el gran punto de inflexión histórico que condujo, una centuria después, a la extinción del catarismo. En el plano político y militar, la entrega de los últimos fieles cátaros significó para el conde de Tolosa el fin de cualquier esperanza de resistencia contra el rey de Francia; a nivel religioso, la gran hoguera de Montsegur del 16 de marzo de 1244 con la que se eliminó a las organizaciones occitanas cátaras, desencadenó el triunfo del papado sobre las Iglesias disidentes que desafiaban su dominio.

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