La ciudad subterránea de Ismara se recupera del enfrentamiento con el Alquimista Oscuro, desaparecido en el lago de Gorgas, y Clara Riglos, la adolescente que logró eliminarlo, empieza a encontrar su hogar entre los alquimistas. Pero un movimiento que repudia a su familia y todo lo que significa, Los Hijos de Auria, ha empezado a tomar posiciones dentro de la Societas y Clara va notando cada vez más el rechazo. Por si fuera poco, Daniel, el joven que la ama, hijo clónico del siniestro Ramyr, desaparece. En unos extraños sueños, una voz que cree reconocer como la del enemigo muerto le dice que, si quiere salvarlo, debe participar en un juego olvidado hace siglos: El Juego de la Serpiente. Mientras, en la superficie se lanza un videojuego que cuenta con detalle el funcionamiento de las sociedades secretas alquímicas, y todo parece apuntar a que son los Riglos quienes están detrás. Una inspectora de policía visita Zaragoza intentando averiguar cómo ciertos datos de los extraños asesinatos rituales cometidos por el «Decapitador», nunca filtrados a la prensa, pueden aparecer en ese videojuego. ¿Es obra también del misterioso asesino? Entretanto, Clara entra en el Juego con la compañía más insospechada, y sus amigos de Bosca empiezan a comprender que las extrañas pesadillas que sufren tal vez no sean sueños, sino recuerdos.
Con un ritmo frenético, la novela nos vuelve a llevar al mundo oculto de la Alquimia y sus sociedades secretas, mientras seguimos a la protagonista en su batalla frente a conflictos que amenazan la supervivencia del mundo tal como lo conocemos.
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