Pilar huye de Zaragoza, un descubrimiento inesperado le hace escapar de sus seres queridos.
Se refugia en una aldea de Teruel donde es acogida por Benito y Marta, un amable matrimonio que le facilitan un trabajo Marta, a su vez, despierta en ella la vocación por la política: "Mi soñado partido -le dice-, sería aquel que fuese capaz de aplaudir buenas propuestas de sus opositores."
Tres meses después de su escapada, el corazón la conduce otra vez a la capital aragonesa, donde comenzará una aventura política que, irremediablemente, le provocará una nueva huida. El motivo de ésta última tiene que ver con el programado túnel de Benasque - Luchón.