En "La fuerza de los fuertes", el viejo Barba Larga relata a sus tres nietitos, en tiempo inmemorial, las dicultades que atravesaban las individualidades sesgadas al no estar en comunidad, razón por la cual no "sabían cómo apoyarse mutuamente y hacerse fuertes". Cada individuo luchaba por sí mismo, no conocía la organización y, por tanto, tampoco el "secreto de la fuerza".