Una mujer cae al vacío. Un escritor observa. ¿Suicidio? ¿Asesinato? La novela capital de quien fuera Premio Nacional de Literatura de 1965. Pocos imaginan el alcance de los secretos que se esconden tras las ventanas cerradas. Una mujer semidesnuda se estrella contra el asfalto tras caer al vacío desde una ventana. Hay un escritor en el edificio de enfrente que intenta concentrarse para redactar un ensayo, pero no puede. De pronto, un ruido seco: la muerte de esa mujer joven con la que tantas veces se ha cruzado por la calle. A partir de ahí, el escritor aparca su trabajo y emprende una investigación. ¿Se ha suicidado? ¿Alguien la ha empujado? ¿Qué ha sucedido dentro de esa casa? El escritor se ve envuelto en un laberinto de intrigas que mezcla los elementos indispensables de un buen thriller, a través de distintas historias de amor, celos, envidia, odio y ambición. El título de la novela, Las paredes ven, nos interpela: alude a los grandes secretos que todos guardamos y que, de algún modo, acaban trascendiendo y operando en nuestras vidas. Lo que decimos, lo que hacemos, aunque sea en una habitación cerrada, termina teniendo consecuencias.