La declaración de Ordesa y Monte Perdido como parque nacional se produjo en el verano del año 1918. De ahí que estemos celebrando este año su centenario como parque nacional, uno de los primeros del Estado español, junto al de los Picos de Europa, nacido apenas unos meses antes.
Era un título necesario, claro está, que ha conseguido que durante todos estos años se haya mimado este territorio magnífico, prodigio de la naturaleza. Y como sucede en estas ocasiones, muchos años antes ya había cautivado a naturalistas, biólogos, geógrafos… y montañeros y amantes de las alturas a través de la riqueza de sus hábitats, la variedad de seres vivos que allí viven, los majestuosos paisajes y las montañas sin parangón.
Su punto más alto se sitúa en la cima de Monte Perdido, 3.355 metros, la tercera en altura de los Pirineos, mientras que la más baja remoja la cifra de 700 metros en las aguas del río Bellós.
Este número especial de la revista El mundo de los Pirineos rinde homenaje al parque. Entramos en los cuatro sectores que conforman el espacio protegido, Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta, y recogemos treinta propuestas variadas, tanto en cuanto al espacio por el que se mueven como en el nivel de dificultad, para conocer mejor este territorio
