No sé obedecer
ni al ¡Busca!; ni al ¡Quieto!...
Pero eso no importa,
porque yo te quiero.
¿Has tenido alguna vez una mascota que te chupara la cara, destrozara los muebles o se comiera tus calcetines? ¿Aun así la querías? Si es así, NECESITAS leer este libro?