El debate histórico se vuelve cada día más difícil puesto que los inquisidores y censores modernos pretenden aceptarlo solo a partir de la posición nosotros defendemos el Bien, nosotros poseemos la Verdad . Rechazar la fatalidad de la dependencia de los mercados financieros y negarse simultáneamente a propugnar la utopía del mundo diverso , multicultural , sin raza, sexo, nación ni cultura, es exponerse ipso facto a ser declarado racista, xenófobo, odioso, violento, machista, ultraderechista, fascista o nazi y, en consecuencia, a ser expulsado del campo de la respetabilidad política y mediática. La policía del pensamiento único vigila, encierra y bloquea, pero la resistencia en nombre de la libertad de opinión y expresión aún no está dispuesta a extinguirse.