Aquel verano todos se resistían a avanzar, y Salamanca los observaba con la pereza que te da el ser muy vieja y más sabia. Cuando el bicampeón olímpico de piragüismo le ofrece a Lidia cuidar de su hijo Hugo durante las vacaciones de verano, ella se dice que un tiempo sabático le vendrá bien para aclarar sus ideas sobre su futuro profesional. Ninguno de los dos podía imaginar lo que aquello acabaría significando.
Una historia de enredos como el Huerto de Calixto y Melibea, junto a la muralla antigua. De pérdidas y encuentros en la plaza Mayor y sus terrazas al sol. De noches de verano por la ribera del Tormes. Demiradas transparentes a través de las vidrieras de la Casa Lis.Un paseo por los recovecos del corazón, donde uno puede ser valientetemblando de miedo.