Desde el Concilio Vaticano II, la cristología católica ha vivido grandes convulsiones y sigue presa de algunos debates de fondo que se centran, sobre todo, en la comprensión de la articulación de la humanidad y la divinidad de Jesucristo. Esta propuesta de cristología fundamental se estructura en tres grandes secciones. La primera, «Diagnóstico», presenta los retos y una síntesis de los contenidos esenciales de la fe. La segunda, «Discusión», aborda la investigación histórica sobre Jesús, la teología pluralista de las religiones y la historia del dogma. En la tercera, el corazón de la «Propuesta» se formula como el «dinamismo encarnatorio», categoría que busca integrar el acontecer histórico de Jesús de Nazaret y su realidad de Hijo eterno de Dios.