La guerra en Ucrania es un síntoma del colapso del orden mundial. Una guerra proxy, unas sanciones sin precedentes y los esfuerzos por aislar a Rusia han contribuido a la desaparición de la hegemonía liberal. Gran parte del mundo respondió intensificando su transición hacia un orden mundial euroasiático que rechaza la hegemonía y el universalismo liberales. La derrota de Rusia en Ucrania restauraría el orden mundial unipolar, mientras que una victoria rusa cimentaría uno multipolar. El sistema internacional se encuentra ahora en su punto más peligroso, ya que no hay perspectivas de compromiso, lo que significa que el ganador se lo llevará todo.