“Mujeres no es un poemario al uso, es un territorio vivo, transitable, una provincia al borde del asombro. A partir de cinco nombres de mujer, cinco voces de lava para un mismo silencio, el autor va desangrando las huellas de un paisaje, la magia de una vida a veces en el límite, pero siempre fulgor inevitable. Porque todo en él es criatura increada, confidencia; todo vuelve de nuevo a su principio. Heredero de una tradición simbólica y panteísta, Juan José Alcolea regresa –no la ha abandonado nunca– a una manera de decir absolutamente vibrante, caudalosa, muy cercana al Cernuda de los últimos tiempos o al Mutis más existencialista. “Te convoco, mujer, a ser poema” dice y, a partir de esa premisa, de esa necesidad, levanta un edificio prístino, habitable, un refugio seguro contra el miedo”. (Ana Garrido, fragmento del prólogo)
