Un encuentro fortuito.Dos personas llenas de cicatrices.Y una atracción que no pueden ignorar.Izzy siempre se ha considerado una chica tranquila. Sus únicaspreocupaciones se basan en tener tiempo libre para leer, sacar buenasnotas y sobrevivir al único profesor que se esfuerza por amargarle suúltimo año de universidad. Con lo que no contaba es con que tambiéntendría que lidiar con la insistente presencia de cierto chico rubiocon pintas de surfero empeñado en hacerle la vida imposible.Harry nunca se ha preocupado por lo que puedan decir de él. Vive cadamomento como si fuese el último y no duda a la hora de expresar lo que quiere. Acostumbrado a que el mundo le ría las gracias, todo cambiacuando conoce a una chica que no solo no parece caer rendida a susencantos, sino que, además, no tiene reparos en enfrentarse a él.Lo que empieza como un juego acaba convirtiéndose en algo mucho másgrande que ellos mismos, donde las viejas heridas parecen sanar entrecarcajadas y las confesiones se comparten a la orilla del mar.