Ariel Pryce se despierta solo en Lisboa. Su marido se ha ido, sin aviso, sin nota, sin contestar su teléfono. Algo está mal.…Comienza con la seguridad del hotel, luego con la policía, luego con la embajada de EE. UU., y en cada una de ellas se enfrenta a preguntas que no puede responder del todo: ¿Qué hace exactamente John en Lisboa? ¿Por qué la arrastraría en su viaje de negocios? ¿Quién querría hacerle daño? ¿Y por qué Ariel sabe tan poco sobre su nuevo esposo?…El reloj está corriendo. Ariel se está quedando sin tiempo. Pero la única persona en el mundo que puede ayudarla es la única persona a la que no quiere preguntar...
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