El guapo. La llorona. El gordo. La guindilla. El flaco. La maja. El bueno. La mala. El abusón. La pegona. La PERFECTA. Todavía no hemos dado nuestros primeros pasitos en la vida y ya tenemos todos nosotros unas etiquetas que nos definen y nos atan a unos juicios externos e internos que pesan y ahogan. Enriqueta tiene 9 años y no puede ser más afortunada porque tiene una de las mejores etiquetas. Ella, es la niña perfecta. Un día, sin embargo, todo cambia. Enriqueta descubrirá un mundo en el que las cosas no siempre son lo que parecen y junto a ella, podremos entender que nada es blanco o negro. Que no hay mejores ni peores. Que la línea que separa lo bueno de lo malo y viceversa es mucho más fina de lo que a priori pueda parecernos y que no siempre es tan fácil diferenciar lo uno de lo otro. Nos lleva en un viaje a la reflexión que envuelve tanto a pequeños como a mayores porque nadie escapa de las etiquetas. Nos revela la importancia de ponerse en el lugar del otro, de tratar de evitar los juicios hacía los demás y sobre todo de querernos a nosotros mismos un poquito más, con nuestras virtudes, pero sobre todo y en especial, con nuestras maravillosas sombras.
