Dicen que la gente feliz se parece, pero que la infeliz lo es cada una a su manera.
Un asesor político ve en su progresiva decadencia física la prueba tangible de su fracaso moral.
Una madre incapaz de comprender a su hija acumula fracasos sentimentales por miedo a enamorarse de verdad.
Un escritor obsesivo ha dedicado tanto tiempo a contar la vida de los demás que ha olvidado vivir la suya.